A diferencia de muchos artistas visuales, – acaso de la mayoría- Ximena Cuadra, quien expone sus trabajos hasta el 31 de enero en el hall de diario La Nación, llegó a la pintura “intempestivamente”, como ella misma relata. “Fue un día domingo de 1992. Estábamos en la casa con mi esposo, y mientras mis hijos dormían se me ocurrió dibujarlos. Fue en ese momento cuando realmente pude darme cuenta que detrás de los monos que acababa de hacer, había una energía creativa que me alucinaba”, cuenta. Luego de esa experiencia, el temor que esa intuición se esfumara hizo que buscara seguridad practicando durante seis meses en solitario, en su casa. Entonces, cuando estuvo segura salió a buscar un maestro.
“Así tomé contacto con la maestra salvadoreña Rosa Mena quien me dio las claves para poder trabajar con la pintura en forma profesional”, señala. Antes Ximena jamás dibujó, “no sé si fue una falla en mi propia educación, pero el hecho es que desde la época escolar, lo visual no tenía un espacio en mi vida y me interesaba mucho la música y la poesía. También me atraía el conocimiento y la educación como una herramienta para mejorar las vidas de la personas; hacerlas más ricas e interesantes”. Por eso es que Ximena estudió Educación de Párvulos en la Universidad Católica de Valparaíso.
A Ximena le resulta curioso el haber descubierto su vocación pictórica fuera de Chile. Allá en El Salvador (donde vivió por 7 años), el clima y sus bondades abrieron esos caminos del arte. “No hubo una búsqueda insistente, fue un encuentro no más con las formas y los colores; con los afanes del alma y el cuerpo. Fue un completar la vida, una manera de vivir más plena que las anteriores etapas. En El Salvador, un país tan chico, pero tan generoso, pude observar mi país, Chile, con otros ojos, valorarlo un poco más, darme cuenta que lo propio es mucho mejor visto desde allá…por ejemplo ellos tienen mucha admiración por Gabriela Mistral, tienen una estatua y una plaza en su honor y conocen su obra”, cuenta.
La muestra que expone por estos días en La Nación, considera pinturas experimentales elaboradas en los últimos 2 años. Cuenta: “La motivación durante este tiempo, ha sido la sensación del color, especialmente los tonos rojos. Pero no sólo eso, también hay una intención de comunicar la libertad de expresar en sí, de una manera diferente, no reconocible, aunque suene paradójico, pero es como confiar que se puede decir cualquier cosa y siempre va a haber otro ser humano que sepa entender, y eso es agradable…”
A Ximena la mueve la idea de poder transmitir su amor por la naturaleza y la defensa de ella ante el progreso de la civilización; transmitir cosas imposibles a través del arte, “aprender a ser concientes de los actos y sus consecuencias, a cuidar nuestros niños. Realmente me encantaría poder transmitir esto con la pintura, sin embargo me contento con que personas hallen en las imágenes que pinto algo que les sirva o les haga sentir mejor, o les proporcione una visión que complementa en un ápice su experiencia en la vida…”
Cuadra es una convencida de que el arte sirve para abrir el alma, el pensamiento y conectar con la humanidad, “todo artista busca encontrar un lenguaje personal mediante el cual expresarse hacia los demás”, señala y agrega que a través de su pintura le interesa transmitir “libertad para vivir, amor para compartir, sensibilidad ante la naturaleza, conciencia para mejorar la vida, trascendencia que es confiar en el misterio…”
Con respecto al futuro, la artista señala que quiere seguir trabajando en su taller en Valparaíso “y estar más cerca de la comunidad de artistas de la región… ¡Sudamérica es una región!… mi idea es continuar produciendo, exponiendo y enseñando. También este año quiero hacer algo de música, y difundir mi trabajo a través de postales y la página web en Internet…. Y siempre dejar un pedazo libre a ver qué pasa…!”, concluye.
Por : Mauricio VillaFaña M.
Foto: Claudia Sánchez
Fuente: Diario la Nación 01/2008